Un sólo centímetro cúbico cura diez sentimientos melancólicos.



7 locos.

Odio no, porque nunca podemos odiar a las personas que sabemos son capaces de hacer exactamente las mismas canalladas que nosotros.

Aparentemente somos todo eso, pero en el fondo, adentro, más abajo de nuestra conciencia y de nuestros pensamientos hay otra vida más poderosa y enorme... y si soportamos todo eso es porque creemos que soportando o procediendo como lo hacemos llegaremos por fin hasta la verdad, es decir, a la verdad de nosotros mismos.

Tiene relieve, se mueve, parace que existe, que sufre y, sin embargo, no es nada más que una sombra. Y cuando me digo todas estas cosas no estoy triste, sino que el alma se me queda en silencio, la cabeza en vacío.

¡Ah!, y perder un sueño es casi como perder una fortuna.
¿Qué digo? Es peor. Hay que ser fuerte, es la única verdad.

Usted dirá que razono mi odio. Cómo no razonarlo. Si tengo la impresión de que vivo soñando. Hasta me doy cuenta de que hablo tanto para convencerme de que no estoy muerto, no por lo sucedido sino por el estado en que lo deja un hecho así. Es igual que la piel después de una quemadura. Se cura ¿pero vio usted cómo queda?, arrugada, tensa, seca, brillante. Así le queda el alma a uno. Y el brillo que a momentos se refleja le quema los ojos. Y las arrugas que tiene le repugnan. Usted sabe que lleva en su interior un monstruo que en cualquier momento se desatará y no sabe en qué dirección.

Y era inútil que desde allí intentara mover las manos para alcanzar el sol que estaba más arriba.

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