Un sólo centímetro cúbico cura diez sentimientos melancólicos.



El deseo

Hoy tengo deseo de encontrarte en la calle, 
y que nos sentemos en un café a hablar largamente 
de las cosas pequeñas de la vida, 
a recordar de cuanto tú fuiste soldado,
o de cuando yo era joven y salíamos a recorrer juntos
la ciudad, y en las afueras, sobre la yerba, nos echábamos
a mirar cómo el atardecer nos iba rodeando.
Entonces escuchábamos nuestra sangre cautelosamente
y nos estábamos callados.
Luego emprendíamos el regreso y tú te despedías siempre en la misma esquina
hasta el día siguiente,
con esa despreocupación que uno quisiera tener toda la vida,
pero que sólo se da en la juventud,
cuando se duerme tranquilo en cualquier parte sin un pan entre el bolsillo,
y se tienen creencias y confianzas
así en el mundo como en uno mismo.
Y quiero además aún hablarte,
pues tú tienes dieciocho años y podríamos divertirnos esta noche con cerveza y música,
y después yo seguir viviendo como si nada...
o asistir a la oficina y trabajar diez o doce horas,
mientras la Muerte me espera en el guardarropa para ponerme mi abrigo negro
a la salida,
yo buscando la puerta de emergencia,
la escalera de incendios que conduce al infierno,
todas las salidas custodiadas por desconocidos.
Pero hoy no podré encontrarte porque tú vives en otra ciudad.
Mientras la tarde transcurre
evocaré el muro en cuyo saliente nos sentábamos
a decir las últimas palabras cada noche
o cuando fuimos a un espectáculo de lucha libre y al salir comprendí que te amaba,
y en fin, tantas otras cosas que suceden...

Jaime Jaramillo Escobar (Colombia, 1932)
A los locos no nos quedan bien los nombres.

Los demás seres
llevan sus nombres como vestidos nuevos,
los balbucean al fundar amigos,
los hacen imprimir en tarjetitas blancas
que luego van de mano en mano
con la alegría de las cosas simples.

Y qué alegría muestran los Alfredos, los Antonios,
los pobres Juanes y los taciturnos Sergios,
los Alejandros con olor a mar!

Todos extienden, desde la misma garganta con que cantan
sus nombres envidiables como banderas bélicas,
tus nombres que se quedan en la tierra sonando
aunque ellos con sus huesos se vayan a la sombra.

Pero los locos, ay señor, los locos
que de tanto olvidar nos asfixiamos,
los pobres locos que hasta la risa confundimos
y a quienes la alegría se nos llena de lágrimas,
cómo vamos a andar con los nombres a rastras,
cuidándolos,
puliéndolos como mínimos animales de plata,
viendo con estos ojos que ni el sueño somete
que no se pierdan entre el polvo que nos halaga y odia?

Los locos no podemos anhelar que nos nombren
pero también lo olvidaremos…

Roque Dalton
http://www.youtube.com/watch?v=FDHb8_u8i1U

YO NO TENGO UN SOLO RASTRO TUYO EN MI.
El amor es, simultáneamente, conciencia de la muerte y tentativa por hacer del instante una eternidad. Todos los amores son desdichados porque todos están hechos de tiempo, todos son el nudo frágil de dos criaturas temporales y que saben que van a morir; en todos los amores, aun en los más trágicos, hay un instante de dicha que no es exagerado llamar sobrehumana: es una victoria contra el tiempo, un vislumbrar el otro lado, ese allá que es un aquí, en donde nada cambia y todo lo que es realmente es.



Fragmento de "La llama doble". Octavio Paz.
todo está tan vacío
incluso el mismo vacío

yo no soy como ese vacío
porque estoy llena de nada







"La ultima vez que lo vi tenia un pie sobre una tumba señalada por una cruz de madera y él me dijo en sueños, los muertos siempre hemos estado entre los vivos. Y yo quede como frikiao por eso.
Yo creo que algún día voy a ir por la calle y me lo voy a encontrar.
Después de esos sueños he quedado con la fascinación un poco de que la mayoría de la gente que uno ve por la calle son muertos, puede ser la mitad de la gente que uno ve y que uno no se da cuenta de que esa gente ya esta muerta.
Y que un día de estos uno va a ir por ahí y voltea una esquina y va a estar Andrés cagao de la risa, y a mi me va a dar como pena porque de todas maneras uno ya está más viejo que él, porque Andrés solamente llegó a tener hasta 25 años y uno ya siguió derecho y ... que vergüenza por eso... y... no sé... él va a seguir ahí... siempre tan joven... aunque tan triste".
OSCAR CAMPO
MIEDO
Miedo de ver una patrulla policial detenerse frente a la casa.

Miedo de quedarme dormido durante la noche.

Miedo de no poder dormir.

Miedo de que el pasado regrese.

Miedo de que el presente tome vuelo.

Miedo del teléfono que suena en el silencio de la noche muerta.

Miedo a las tormentas eléctricas.

Miedo de la mujer de servicio que tiene una cicatriz en la mejilla.

Miedo a los perros aunque me digan que no muerden.

¡Miedo a la ansiedad!

Miedo a tener que identificar el cuerpo de un amigo muerto.

Miedo de quedarme sin dinero.

Miedo de tener mucho, aunque sea difícil de creer.

Miedo a los perfiles psicológicos.

Miedo a llegar tarde y de llegar antes que cualquiera.

Miedo a ver la escritura de mis hijos en la cubierta de un sobre.

Miedo a verlos morir antes que yo, y me sienta culpable.

Miedo a tener que vivir con mi madre durante su vejez, y la mía.

Miedo a la confusión.

Miedo a que este día termine con una nota triste.

Miedo a despertarme y ver que te has ido.

Miedo a no amar y miedo a no amar demasiado.

Miedo a que lo que ame sea letal para aquellos que amo.

Miedo a la muerte.

Miedo a vivir demasiado tiempo.

Miedo a la muerte.

Ya dije eso.
Soy una mujer sin problemas

Todos lo saben
y entonces buscan mi compañía para charlar por las noches.
Sin embargo yo conozco a alguien que quiere morir en paz consigo mismo
y me produce estremecimientos, insomnio, soledad,
porque la paz conmigo misma sería una guerra sin fin,
dos o tres asesinatos inevitables y alguna entrega desmedida
que no entra en mis planes.
Sin embargo yo sueño por las noches
con un jardín inmenso donde los muertos se levantan para saludarme;
yo sueño con un hombre que me inquieta y como lo ignora
me habla amigablemente del resto del mundo
y de mis múltiples amores, tan simpáticos,
tan apropiados como tema de conversación.


Juana Bignozzi
Cada nacimiento significa una separación del universo, una delimitación, un alejamiento de Dios, un doloroso hacerse de nuevo.
Y regresar al universo, disolver la penosa individuación, convertirse en Dios, significa lo siguiente: haber ampliado tanto el alma que pueda abarcar otra vez al cosmos.
Dos ojos penetrantes se miraron en dos ojos penetrantes: el tipo santo de mente resplandeciente, y el tipo melancólico y poético de mente sombría.
"He estado enfermo como un perro durante estas dos últimas semanas. Me he enfriado a pesar de los dieciocho grados de temperatura, las rosas, los naranjos, las palmas y los higos. Tres médicos, los más famosos de la ciudad, me han visitado. Uno ha tomado el olor de mi catarro, otro ha percutido para saber de dónde expectoraba, el tercero me ha palpado para saber cómo lo hacía. El primero dijo que moriré; el segundo, que estoy muriendo; el tercero, que ya estoy muerto"

El más grande de todos...