Pero qué suplicio,
qué suplicio el de esos ojos
que se rehúyen,
se buscan,
se separan,
se acosan,
se vigilan,
merodean,
espían,
languidecen,
se aduermen,
despiertan,
resucitan,
se estudian,
se exasperan,
se desafían,
chocan,
luchan,
se agreden,
sucumben,
piden perdón,
huyen y
vuelven a buscarse
para empezar otra vez.
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