Aquellas plumas... Aquellos ojos... [...]
[...]En un libro, todo habría salido de acuerdo con el plan, pero en la vida era tan jodidamente desordenada... ¿Qué se puede decir de una existencia en la que alguna de las conversacionesmás cruciales ocurrencuando uno no tiene necesidad de evacuar, una existencia en la que ni siquiera existen los capítulos? [...]
-Te visitará un extranjero alto y oscuro-dijo la gitana a Misery, quien, asombrada, comprendió al instante dos cosas: ésa no era una gitana y no estaban solas en la tienda. Pudo oler el perfume de Gwendolyn Chastain en el instante en que las manos de la loca se cerraron rodeando su cuello.
-En realidad-observó la gitana que no era una gitana-, creo que ya está aquí.
Misery trató de gritar, pero ya no podía ni respirar.
S. K.
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